Es indudable que en el escenario de la pandemia la transformación digital ha sido la gran protagonista dada su incidencia en la productividad, la inclusión e innovación para todos los actores de la sociedad. Las tecnologías digitales han permitido que parte de la población y las empresas sigan trabajando o estudiando, cumpliendo con las medidas de distanciamiento físico.
Se estima que, durante el 2020, el gasto mundial en transformación digital alcanzará los 2,3 billones de dólares, con un crecimiento anual del 10,4%[1]. Sin embargo, la agenda en América Latina (AL) aún presenta grandes desafíos y requiere que para su efectiva implementación se aborde de manera integral y se alinee en los planes de desarrollo y las estrategias digitales.
De acuerdo con el último informe Latin American Economic Outlook 2020 de la OCDE, el escenario para esto no es fácil, de hecho, los impactos sociales y económicos, en toda AL, no se han hecho esperar. Un bajo crecimiento en las economías, presupuesto gubernamental limitado y un descontento social, incitado por mayores demandas de mejores servicios públicos y condiciones generales de bienestar.
La dramática caída en el crecimiento del 9% en promedio para este año, en toda AL, sumado a un aumento en las tasas de pobreza del 4,4 %, que se traduce en 28,5 millones de personas que entrarán en esta situación y un total de 96,2 millones en extrema pobreza al finalizar 2020 El escenario para los trabajadores no cambia, cerca del 40% no tienen acceso a ningún mecanismo de protección o asistencia social. Para las micro y pequeñas empresas se estima que cierren 2,7 millones de compañías, lo que supondría la pérdida de 8,5 millones de empleos.
Con las políticas adecuadas, las nuevas tecnologías pueden contribuir a cambiar esta realidad. Una mayor productividad se logrará si se garantizan las condiciones correctas por parte de los gobiernos como den el acceso y uso de Internet, desarrollo de habilidades digitales para toda la población, junto con una estrategia digital por parte de los países clara alineada con los planes nacionales de desarrollo (PND) para el cierre de estas brechas, que en la región son superiores a las de las economías desarrolladas. Por ejemplo, en accesibilidad a internet solo el 68% de la población en AL puede hacer uso, comparado con el 84% de la población de los países miembros de la OCDE.
Algunos países están incorporando políticas para impulsar el desarrollo de tecnologías emergentes, como la robótica avanzada y la inteligencia artificial, enfocadas en mejorar la productividad. Entre ellos, el Plan Nacional de Internet de las Cosas de Brasil, el Centro de la Cuarta Revolución Industrial de Colombia y el Laboratorio de Fabricación Digital de Uruguay. Estas iniciativas van en dirección para la consolidación de un ecosistema digital holístico, infraestructuras adecuadas (que permita mayor conectividad y adopción, incluida la infraestructura de transporte) y habilidades digitales generalizadas, como el conocimiento de informática y programación, para beneficiarse con la revolución digital.
Para más información consulte los últimos estudios del TicTac que apuestan a la discusión de la transformación digital en el país aquí.
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