El retorno a la normalidad en las ciudades no será pronto, está bastante claro que no estaremos fuera de esta tormenta durante este año, por lo que en la medida que nos movilizamos durante esta primera fase, las ciudades y las comunidades también necesitan movilizarse en torno a un plan de reapertura seguro y sostenible.
Para ello, se puede utilizar la capacidad y experiencia de las cámaras de comercio, las organizaciones de desarrollo económico, el sector privado y grupos de trabajo para hacer frente a los elementos clave de la reapertura de forma segura. Richard Florida y Steven Pedigo* indican algunas áreas para realizar acciones en los entornos urbanos:
1. Aeropuertos: establezca ahora un grupo de trabajo de reapertura de aeropuertos. Controles de temperatura, exámenes de salud y líneas pintadas en los pisos para promover el distanciamiento social en las alineaciones y áreas de espera. Las herramientas biométricas pueden ser grandes aliados.
2. Activos cívicos a gran escala: constituya un grupo de trabajo en estadios, centros comerciales, de convenciones, de artes escénicas, etc., utilizando elementos similares: controles de temperatura y exámenes de salud, distanciamiento social y físico.
3. Infraestructura: diseñe cambios de las estaciones de los sistemas de transporte, ajuste la distancia en asientos, compruebe la temperatura (nuevamente, la masificación de las herramientas biométricas facilitara ampliamente el trabajo), sitúe indicadores de espacios en las aceras. Por último, favorezca, al menos mientras todo vuelve a la normalidad en las ciudades, la peatonalización de las calles, los carriles para bicicletas y facilite las aplicaciones para compartir bicicletas y scooters, etc.
4. Academia: han sido impulsores clave del renacimiento urbano. Estos equipos de trabajo pueden instruir a autoridades y ciudadanos sobre cómo reabrir espacios con seguridad y cómo atenuar los efectos sociales, económicos y ambientales de eventos que afectan a una gran cantidad de personas. También con la reducción del tamaño de las clases, opciones en línea y a distancia pueden contribuir, entre otras cosas, a la disminución de la huella de carbono en las ciudades.
5. Trabajo a distancia: con las restricciones a los desplazamientos, los ciudadanos requieren contar con una infraestructura de telecomunicaciones lo mas robusta posible, que soporte la carga que se le esta dando en la actualidad. Aunque la mayoría de los empleados volverá eventualmente a sus oficinas, las ciudades pueden aprender unas de otras (o entre empresas) sobre la mejor manera de apoyar al creciente cuadro de trabajadores a distancia, haciendo que se conecten, se comprometan y sean partes fundamentales en sus comunidades.
6. Pequeños negocios: la pérdida de este tipo de mipymes será un golpe duro, no solo a quienes dependen de ellos, sino también para las comunidades y ciudades a quienes benefician. Las autoridades que protejan estas empresas harán que sus ciudades tengan una ventaja competitiva en poco tiempo al dinamizar la economía local.
7. Economía Naranja: como bandera del gobierno actual en Colombia, este debe brindar especial protección a actores, colectivos, artistas, músicos, museos, teatros y galerías de arte, entre otros. Todos ellos están en grave riesgo y necesitan ser asesorados para no caer en bancarrota y, en un futuro cercano, favorecer su sostenimiento y reapertura.
8. Trabajadores de primera línea: responsables de emergencias, ayudantes de atención médica, limpiadores de oficinas y hospitales, empleados de tiendas, trabajadores de almacenes, repartidores son quienes están mas expuestos, por lo tanto, necesitan una mejor protección social, una mayor remuneración y más beneficios.
9. Desarrollo de la comunidad: trabajar en conjunto con organizaciones comunitarias, de asistencia al vecindario y de servicios sociales para dirigir la asistencia y el asesoramiento a quienes más lo necesitan.
10. Impacto económico: definir mesas y grupos de trabajo que incluyan a las cámaras de comercio, organizaciones de desarrollo económico, líderes de la industria y expertos académicos para evaluar los grupos e industrias en riesgo y planificar con anticipación las acciones para mitigar los efectos.
La realidad es que las dinámicas en las ciudades cambiaron radicalmente en muy poco tiempo y nadie estaba preparado, sin embargo, las acciones que se emprendan hoy serán efectivas en corto y mediano plazo en la medida que la comunidad, las empresas (grandes o pequeñas), academia y gobierno trabajen mancomunadamente para que los efectos no sean tan negativos en la medida de lo posible.
Por: Nathalia Gamboa B
*Richard Florida es profesor de la Escuela de Administración Rotman y de la Escuela de Ciudades de la Universidad de Toronto.
Steven Pedigo es Profesor de práctica en la Escuela de Asuntos Públicos Lyndon B. Johnson – Universidad de Texas
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