Así, el uso de la tecnología para crear un entorno urbano más seguro podría generar beneficios indirectos e intangibles. Por ejemplo, las luces inteligentes y la vigilancia pueden disuadir el crimen, los residentes en comunidades peligrosas pueden recuperar sus calles y hacer uso completo de los espacios públicos que antes evitaban dando libertad de movimiento y tranquilidad, mejorando su calidad de vida, atrayendo turistas, nuevos residentes y negocios, entre otros.
Hoy en día, dentro de los bolsillos de cada persona, hay dispositivos que probablemente tienen más sensores, poder de procesamiento y conectividad que la mayoría de los equipos de repuesta a emergencias “tradicionales”, facilitando el despliegue de «redes vivas» que actúen como los ojos de las autoridades 24/7 y en cualquier lugar.