La tecnología es el habilitador principal para la creación de ciudades inteligentes. Precisamente, uno de sus grandes avances es la inteligencia artificial (IA), la cual juega un papel clave en el desarrollo de nuevos sistemas necesarios en la consolidación de territorios eficientes, sostenibles y con mejores condiciones para sus habitantes.

Para entenderlo mejor, la IA es un conjunto de algoritmos y técnicas que permiten a las computadoras imitar el pensamiento humano y realizar tareas que antes solo podían ser realizadas por seres humanos. Esta tecnología se utiliza en una amplia variedad de aplicaciones, desde reconocimiento de voz hasta predicción del clima.

Y es que una de las mayores ventajas de esta tecnología, en el contexto de las ciudades inteligentes, es su capacidad para procesar grandes cantidades de datos en tiempo real. La IA puede analizar los datos que se generan en una ciudad y utilizarlos para mejorar la eficiencia y la calidad de vida de los habitantes. Por ejemplo, puede utilizarse para analizar los patrones de tráfico y sugerir rutas alternativas para reducir el tiempo de viaje y la congestión.

Para el desarrollo de ciudades inteligentes, esta inteligencia puede ser utilizada para una variedad de tareas. Una de ellas es la gestión de la energía; esta puede ser utilizada para analizar los patrones de consumo de energía y ajustar la producción de energía en consecuencia, lo cual puede ayudar a reducir los costos de energía y mejorar la eficiencia energética en las ciudades.

También, puede ser utilizada para mejorar la seguridad en las ciudades inteligentes. Por ejemplo, puede analizar las imágenes de las cámaras de seguridad y detectar patrones sospechosos de comportamiento. Esto puede ayudar a las autoridades a prevenir el crimen y proteger a los ciudadanos.

Ejemplos claros de IA en ciudades están en Singapur que se está utilizando esta tecnología para monitorear y mejorar el tráfico, así como para detectar y prevenir el delito; Ámsterdam utiliza la IA para optimizar el flujo de tráfico y reducir la congestión, así como para mejorar la eficiencia energética de los edificios; en Tokio se implementa para analizar grandes cantidades de datos de tráfico y predecir posibles atascos, lo que ayuda a mejorar la movilidad en la ciudad, entre otros ejemplos que muestran la posibilidad de generar mejores condiciones de vida a través de la implementación de la IA.